Se puede saber mucho de una persona por la forma en que muere.
Cuando Jesús entró en sus últimos días en la tierra y se enfrentó al Gólgota, actuó con un propósito amoroso y una intención deliberada. Calculó cada paso. Meditó cada acto. Sabiendo que solo le quedaba una semana con sus discípulos, ¿qué les dijo Jesús? ¿A dónde fue? ¿Qué hizo? ¿Qué le importaba de veras en esas últimas horas?
Y los ángeles guardaron silencio nos permite tener una visión íntima y reveladora de la última semana de nuestro Salvador. Si bien es comprensible que estemos preocupados por los desafíos de un mundo inestable y cambiante, es importante volver la mirada hacia Aquel que no cambia y que no dudó en llevar a cabo su obra redentora. Con este fin, Max Lucado nos muestra el camino en este gran libro, y nos permite adentrarnos de forma sencilla y novedosa en el amor real de Jesús y el Padre.